Para que una estrategia de RRHH centrada en el empleado sea sincera, cada acción debe estar segmentada y adaptada a diferentes segmentos. Y no solo alcanza con esa consideración, sino que la estrategia también debe ser medible y modificable en el tiempo, debe brindar una posibilidad de evolución que pueda caminar a la par de la de un ser humano.

Cuando una organización no tiene en claro quiénes son sus clientes, no tiene acceso a insights, o el área de marketing trabaja de manera aislada, sin conexión con otras áreas, la información es poca.

El punto de intersección entre la experiencia del usuario, las capacidades de las empresas y la incorporación de tecnología nueva, es hoy la clave para poder competir en el mercado.

Como ya hablamos otras veces, definir cuáles son los más beneficios más indicados para nuestros empleados, es una tarea compleja y que genera mucho trabajo operativo para las áreas de recursos humanos.

El hecho de que el 85% de los empleados no muestre lealtad, genera efectos completamente negativos en los resultados de cualquier empresa.

Un buen programa de compensaciones puede estar atado a una lógica de juego. A esto se lo llama "gamification". Cuando un plan de compensaciones está gamificado, su lúdica atrae, motiva y genera más engagement en los usuarios.

Las estadísticas indican que los beneficios son percibidos por los empleados con tanta importancia, que se ubican en un tercer lugar como motivadores del compromiso, siguiendo al acceso al liderazgo y al ambiente físico.

Los programas de beneficios actuales requieren de una alta carga operativa para el área de recursos humanos, de presupuestos que en muchos casos son los que primero se recortan y de la exigencia de todos los perfiles de empleados de un paquete de retribución o compensaciones justo.

Los marketers han venido intentando descifrar cómo funciona la motivación, desde el comienzo de su profesión. Comprendiendo un poco más los mecanismos inconscientes del cerebro, hoy logran mejores resultados en los planes de fidelización e incentivos.

Las herramientas o metodologías rígidas y homogéneas hoy ya no funcionan. Los trabajadores, incluso cuando pertenecen a un mismo rubro, ya no se agrupan con etiquetas como antes, la diversidad es lo que prima en la actualidad.