Si pensamos en las condiciones laborales de hace solo unas décadas atrás, podemos ver que la salud de los empleados no estaba entre las prioridades de nadie. Con la Primera Revolución Industrial, el equilibrio entre los tiempos dedicados al descanso, al alimento, al trabajo y al ocio, se perdía por completo. No solamente porque no era tendencia la preocupación de las empresas por el bienestar de las personas, sino porque en la explosión del capitalismo, los empresarios no notaron que en realidad el perjuicio también alcanzaba a sus bolsillos. La productividad disminuía al exigir condiciones desfavorables. Largas jornadas laborales – que en 1870 llegaron a sumar dieciséis horas – malos servicios de salud, salarios bajos, pocos días de descanso, seguridad e higiene ausentes y trabajo a destajo. Entre otras prácticas, aquellas no solo no lograban una cuota superior de producción, sino que obtenían como resultado empleados estresados, menos productivos o, directamente enfermos y ausentes. Aunque claro, en aquel momento, eran reemplazados fácilmente.
Las dos estrategias de bienestar
Fueron los movimientos obreros y sindicalistas, los que lograron grandes mejoras para los trabajadores. Pero, hoy estamos en una etapa mucho más lejana, en la que las mismas empresas comienzan a velar por los derechos laborales y la seguridad social. Ven aún más allá, preocupándose realmente por el bienestar de las personas.
Existen dos estrategias de bienestar que muchas organizaciones están incorporando en su planificación. La primera es la prevención, a través de las prácticas saludables. La segunda, y aún más importante, es la solución de problemas existentes, enfermedades crónicas que generan ausentismo de larga duración. Cuando esta segunda estrategia funciona, no solamente las empresas colaboran con la solución de un problema grave de salud de una persona, sino que reincorporan a un empleado activo y comprometido con la empresa que lo ayudó.
¿Qué ganan las empresas?
Actividades como yoga, stretching o meditación se ofrecen de manera in company en horario laboral; mientras que en otras compañías incluso se contratan masajistas full-time. También podemos incorporar:?
- Charlas de concientización o educación saludable.
- Programas de salud o nutrición que plantean metas claras y alcance de objetivos con premios asociados.
- Comedores in-company o alimentos saludables a disposición.
- Gimnasios o piletas en los mismos edificios, espacios verdes y bicicletas
para que los empleados puedan trasladarse haciendo ejercicio (y cuidando también el medio ambiente). - Existen espacios de distensión y relax.
- Regalos o beneficios relacionados a servicios de salud o cuidado personal.
El concepto de “wellness” está en boga en muchas organizaciones. Hoy un empleado no solamente puede acceder a mejores servicios de salud, sino que las prácticas de las empresas son saludables, se orientan a mejorar la calidad de vida y la estadía del trabajador en las oficinas. Así, podemos lograr reducir el ausentismo en un 30% y los accidentes laborales en un 20%. Si no sabemos por dónde empezar, el factor clave es mantener la experiencia del empleado en primer lugar.