Se supone que en un mundo digital los límites se flexibilizan. Contamos con herramientas que nos acercan a la distancia, que nos permiten interactuar rompiendo barreras horarias y físicas. Los grupos de trabajo se vuelven equipos multiculturales en donde el foco se torna ágil y se centra más en las personas que en los procesos y la productividad.
Vamos hacia un modelo en el que las estructuras se rompen y los modelos rígidos no sobreviven. Aún así, empresas que se supone encabezan la vanguardia tecnológica recaen en el desarrollo de mecanismos de control que se habían dejado de proponer desde el siglo pasado. Hace poco vimos el caso de Amazon, que patentó una pulsera que podría utilizarse para supervisar a empleados y “mejorar” su productividad.
¿Libertad o esclavitud?
¿Cómo puede ser que surjan estos mecanismos en el año 2018? Nos podemos dejar de recordar a la polémica que se generó con la aparición de los “blackberry”. Su nombre remite a un grillete con una esfera de hierro, herramienta utilizada para apresar a los trabajadores en los antiguos campos de siembra de algodón norteamericanos, un símbolo de la esclavitud.
Si bien el mecanismo de control en ese caso no es tan notorio como en un brazalete para supervisar o vibrar si el empleado se aleja del puesto de trabajo, nos hace pensar en la dinámica de vivir en línea las 24 hs del día. ¿Qué diferencia hay entre esa pulsera y un celular? Bueno, que el límite surge de diferentes lugares. En el caso de la primera, el mecanismo es propuesto por la empresa empleadora y puede solamente estar orientado a una búsqueda de aumento de productividad. En el segundo caso, el límite lo propone la persona. Hoy en día todos contamos con un dispositivo móvil y si bien están comprobados los casos de adicción, nosotros tenemos el poder de decisión para definir un horario de consulta o, directamente, apagarlo.
Hoy el límite depende de nosotros.
Está totalmente comprobado que el control no funciona para aumentar la productividad, menos con las últimas generaciones, que priorizan un estilo de vida más libre y dinámico. La tecnología hoy debe ser pensada de manera opuesta, con el objetivo de brindar libertad y poder de decisión al empleado, de permitirle equilibrar su vida personal y profesional. De esa manera, garantizamos su permanencia y estabilidad en la empresa, sin oprimirlos, sin empujarlos a que rápidamente busquen otro camino.