Vivimos en una época en la que, como consumidores, recibimos recomendaciones sobre música o programas de tv, y sugerencias personalizadas de productos y servicios. Si nos aconsejan invertir en algo que no es de nuestro agrado o, que no necesitamos, hasta podemos, incluso, llegar a sentirnos ofendidos. Y eso que somos varias las generaciones que hemos vivido en un tiempo en el que la personalización no estaba a la orden del día. Pero la cuestión es que, hoy, nos hemos acostumbrado.
Las experiencias personalizadas se logran a través de conversaciones, de una escucha activa constante. No necesariamente esta única debe darse por una persona, un ser humano, sino que a veces alcanza con un software que pueda identificar comportamientos y preferencias, para que en las organizaciones podamos tomar mejores decisiones y ofrecer soluciones superadoras.
Ahora, ¿cómo es que las experiencias personalizadas se volvieron inevitables? ¿Por qué los usuarios las preferimos?
¿Por qué elegimos experiencias personalizadas?
La gran cantidad de opciones e información
La cantidad de información disponible sigue siendo la misma, pero si nos presentan una selección de recomendaciones, no solo pensamos que el mercado se adapta a nosotros, sino que nuestra percepción sobre la cantidad de elementos es más reducida. No nos sentimos tan abrumados.
El sentimiento de control
Saber que algo está diseñado específicamente para nuestras necesidades o deseos, nos brinda una cierta sensación de control. Si podemos tener algo personalizado lo elegiremos por sobre una opción estándar. El control de nuestra satisfacción está así en nuestras manos.
El conocimiento de que la experiencia es personalizada
Si nos presentan dos opciones de experiencias personalizadas pero:
- En una nos indican que se ha realizado una preselección a medida.
- En la otra no aclaran nada.
La respuesta sobre nuestra elección está clara. Es muy probable que elijamos la primera opción, esa que indica nuestro nombre, que nos informa claramente sobre el diferencial de la oferta.
Colaborando con nuestros resultados
La relevancia de la información y las sugerencias de compra personalizadas, si está bien sustentada, cobra fuerza por sí misma al presentarnos opciones más acordes a lo que estamos esperando. Hoy no podemos dejarla de lado si queremos que nuestras organizaciones se mantengan competitivas en el mercado.
- Transparencia
Que el 65% de las personas que participan en clubes de fidelización está disconforme, se debe en gran parte a la falta de confianza en el proceso. Mantener conversaciones transparentes y sinceras con los usuarios ayuda a clarificar el proceso y a comunicar los beneficios del programa. - Comprensión
Si el proceso de canje de puntos de un club de fidelización resulta engorroso o complicado, la posibilidad de mejorar la satisfacción del cliente y fidelizarlo se torna en un resultado de frustración y descontento con la marca. - Accesibilidad
Un premio asequible es el objetivo de toda participación en un programa de fidelización. Si el usuario se estresa para conseguir el premio o nunca lo alcanza, el club pierde sentido y se vuelve contraproducente.
Manteniendo la dinámica
Mantener al club de fidelización actualizado y dinámico, ayuda no solo a mantener el interés, sino a aprovecharlo como temática para realizar diferentes comunicaciones y reforzar mensajes. Cada novedad o beneficio nuevo es una excusa para contactar a un usuario satisfecho. Por eso las plataformas digitales resultan más convenientes, ya que se adaptan y actualizan de una manera más rápida y fácil que un programa tradicional offline.
Ofrecer productos de otras marcas como premios, también resulta ideal para aprovechar el poder de posicionamiento que ya tienen esas empresas en nuestros usuarios. Por eso es importante elegir marcas que sean compatibles con los valores que priorizamos internamente. Un marketplace con grandes marcas también se torna más dinámico ya que sus productos se renuevan de manera más rápida.
Más allá de todas las claves que podamos dar y que pueden aplicar a cualquier club de fidelización, lo importante es saber que, así como cada empresa es diferente, sus clientes también lo son. Por esa razón es fundamental adaptar el club de fidelización a sus necesidades y características puntuales. Escuchar al usuario nos ayudará a encontrar la mejor manera de definir nuestro programa, garantizando el éxito.